La Oración
La Oración!!
Un relato al estilo de Pablo Dávalos.
Cerraron sus ojos fuertemente como queriendo ver en la oscuridad al creador; doblaron sus rodillas, juntaron sus manos, las lágrimas rodaron por sus mejillas e imploraban a viva voz la sanación de su menor hijo, quién yacía moribundo en su lecho de muerte con una toalla húmeda en la frente, para intentar bajar la fiebre.
La casa estaba llena de hermanos en la fe. Juan y Esther, pidieron que la congregación vaya a su casa para orar juntos y pedir al Todopoderoso que ponga su mano sanadora en el niño y lo salve de morir.
La habitación color celeste agua era pequeña pero acogedora, ahí estaban tirados en el piso los juguetes del niño y en el closet la ropa de él, bien acomodada.
—Es inconcebible ver a Caleb luchando por su vida—, comentaba la bondadosa hermana Ruth, esposa del Pastor a Shirley, joven que llevaba poco tiempo asistiendo a la iglesia, —si apenas la semana anterior lo vimos tan alegre en su octavo cumpleaños.
—Es verdad pastora, se lo ve muy mal; pero, ¿Por qué no lo llevan al hospital?
—Riendo en tono burlón
respondió en el silencio de la habitación, asombrando a todos los que estaban
concentrados en oración en el pequeño cuarto.
—¿Para qué hermana?, —manifestó
elevando la voz, —¡si el Señor está aquí presente!, ¿acaso no lo siente?, ¡Él está
aquí! —señalando al niño, prosiguió, —¡está ahí sanando a Caleb! ¿no se alegra
hermana?
Todos voltearon sus
miradas hacia la sorprendida joven, quien tuvo que admitir que, si; que Dios estaba sanando
a la criatura, asentando su cabeza de arriba abajo; pero nadie dejó de acusarla con esas miradas intimidatorias.
El pastor Israel Zambrano,
arrodillado junto a la cama, elevó la biblia abierta en su mano derecha; y con la izquierda, agarrando la pequeña mano del niño, imploraba:
—Padre mío, pon tu mano sanadora en Caleb; —todos los asistentes rogaban y lloraban, hasta hubo alguien comenzó a hablar palabras extrañas, todos se alegraron, dijeron que el Espíritu Santo había llegado.
De la manera más inexplicable el niño abrió sus ojos, miró a sus padres y les sonrió, como agradeciéndoles; pidió agua y bebió tres cuartos de litro, los
padres se alegraron, decían que sus oraciones habían sido escuchadas por el Creador, su hijo y el Espíritu Santo. Todos cantaron, saltaron, bailaron alegres, hasta que el niño, revirando los ojos, poniéndolos en blanco, se volvió a
desmayar.
Shirley sabiendo que
tenía tres días de fiebre, gritó:
—¡No sean ignorantes! ¿No
se dan cuenta que el niño está muriendo? !está deshidratado, hay que llevarlo al médico!
Otra vez los ojos de
los presentes se abalanzaron con indignación hacía la joven blasfema.
—El demonio, el
demonio está hablando a través de está mujerzuela, — gritó con furia el pastor
Israel y continúo su haciendo una suplica, —Señor, aparta a satanás y protege a Caleb.
—Hermano Juan, hermana
Esther, no sean fanáticos, lleven a su niño al hosp…
Fueron las ultimas silabas
que pronunció Shirley antes de recibir un jalón en sus cabellos y ser sacada de
la casa a empellones por la amable esposa del pastor y su grupo de seguidores que
le gritaban:
—¡Fuera satanás, fuera!
En el dormitorio, Esther,
al ver a su hijo casi sin vida, desesperada le dice a su esposo:
¿Y si no nos está
escuchando? ¡entonces ningún niño moriría porque los padres rogamos por ellos
con fe! ¿Qué pasa si no existe en rea…..
—¡No blasfeme hermana Esther!,
—gritó el pastor muy enfadado, —Usted viene de una familia cristiana, no se
deje llevar por la tentación.
—¿Tentación?,
¡tentación fue la que tuvo usted hace nueve años cuando me violó y tuve que
tener relaciones con Juan y decirle que él era del padre de mi criatura!
¡Tentación! Han sido
las ganas de gritarle, desde hace años, que es un vago, ladrón, farsante, mentiroso e hipócrita,
Los asistentes estaban
anonadados, lo que vociferaba la mujer era creíble, pues “el elocuente pastor” quedó sin
palabras; más aún, cuando la hermana Ruth, le viró la cara de una cachetada y
le dijo:
—Siempre he solapado
tus robos, las acusaciones de violación a varías jóvenes, los abortos que obligué
que se hagan varias chicas, solo por mantener nuestro “ejemplar matrimonio”, ¡pero esto, esto
se acabó!
Juan estaba sentado en
la cama, con sus dos manos en el rostro, horrorizado, sentía la piel como si le
hubiesen echado un balde de agua helada, no sabía que hacer, ni cómo reaccionar;
escuchaba todo a lo lejos, veía a las personas pequeñas; en un efímero momento
se enteró que el amor de su vida, su orgullo, su niño, el no era su padre.
Esther cogió a Caleb
entre sus brazos y así desmayado lo sacó de la casa; la hermana Ruth le dijo:
—Te llevo al hospital, no, no, mejor vamos a
una clínica, yo pago todos los gastos que tenga Caleb.
Al llegar, lo llevaron
en camilla a examinarlo.
El doctor Rosero salió
a hablar con los parientes; se lo notaba triste, sus ojos estaban fijos, estaba
nervioso, articulaba muecas sin querer; pero transmitía seguridad como
profesional.
—¿La madre de Caleb?
—Soy yo doctor, angustiada respondió Esther.
—Lo siento, lo
hubieran traído un tiempo antes; mi equipo y yo no pudimos hacer nada.
Un caso de la vida real. Los nombres de los personajes han sido cambiados para proteger su integridad.. Agradecemos a Betty, por contarnos su vivencia,. Es otro relato al estilo de Pablo Dávalos.
SENADI, Derechos de Autor: Ec- 7840 89
Contacto: Pablo Dávalos – Cell: 593 999 534 908
Guayaquil – Ecuador 2022
La Oración!!
Un relato al estilo de Pablo Dávalos.
Cerraron sus ojos fuertemente como queriendo ver en la oscuridad al creador; doblaron sus rodillas, juntaron sus manos. las lágrimas rodaron por sus mejillas e imploraban a viva voz la sanación de su menor hijo, quién yacía moribundo en su lecho de muerte con una toalla húmeda en la frente, para intentar bajar la fiebre.
La casa estaba llena de hermanos en la fe. Juan y Esther, pidieron que la congregación vaya a su casa para orar juntos y pedir al Todopoderoso que ponga su mano sanadora en el niño y lo salve de morir.
La habitación color celeste AGUA era pequeña pero acogedora, ahí estaban tirados en el piso los juguetes del niño y en el closet la ropa de él, bien acomodada.
—Es inconcebible ver a Caleb luchando por su vida—, comentaba la bondadosa hermana Ruth, esposa del Pastor, a Shirley, joven que llevaba poco tiempo asistiendo a la iglesia, —si apenas la semana anterior lo vimos tan alegre en su octavo cumpleaños.
—Es verdad pastora, se lo ve muy mal; ......pero, ¿Por qué no lo llevan al hospital?
—Riendo en tono burlón, respondió en el silencio de la habitación, asombrando a todos los que estaban concentrados en oración en el pequeño cuarto.
—¿Para qué hermana?,
—manifestó elevando la voz,
—¡si el Señor está aquí presente!,
¿acaso no lo siente?,
¡Él está aquí!
—señalando al niño, prosiguió:,
—¡está ahí sanando a Caleb!
¿no se alegra hermana?
Todos voltearon sus miradas hacia la sorprendida joven, quien tuvo que admitir que, si!;
¡que Dios estaba sanando a la criatura!,
asentando su cabeza de arriba abajo; pero nadie dejó de acusarla con esas miradas intimidatorias.
El pastor Israel Zambrano, arrodillado junto a la cama, elevó la biblia abierta en su mano derecha; y con la izquierda, agarrando la pequeña mano del niño, imploraba:
—Padre mío, pon tu mano sanadora en Caleb!;
—todos los asistentes rogaban y lloraban,
hasta hubo alguien comenzó a hablar palabras extrañas, ...ESO ERA PRUEBA IRREFUTABLE QUE EL ESPÍRITU SANTO ESTABA PRESENTE!
todos se alegraron, dijeron que el Espíritu Santo había llegado!!!.
De la manera más inexplicable el niño abrió sus ojos,
miró a sus padres y les sonrió, como agradeciéndoles;
pidió agua y bebió tres cuartos de litro,
........................los padres se alegraron,
.........decían que sus oraciones habían sido escuchadas por el Creador,
POR EL hijo y el Espíritu Santo.
Todos cantaron, saltaron, bailaron alegres, hasta que el niño, revirando los ojos, poniéndolos en blanco, se volvió a desmayar.
Shirley sabiendo que tenía tres días de fiebre, gritó:
—¡No sean ignorantes!
¿No se dan cuenta que el niño está muriendo? !está deshidratado, hay que llevarlo al médico!
Otra vez los ojos de los presentes se abalanzaron con indignación hacía la joven "blasfema".
—........¡El demonio!, ....el demonio está hablando a través de está mujerzuela!, — gritó con furia el pastor Israel y continúo su haciendo una suplica, ............—Señor, aparta a satanás y protege a Caleb.
—Hermano Juan, hermana Esther, no sean fanáticos, lleven a su niño al hospITAL…
Fueron las ultimas silabas que pronunció Shirley antes de recibir un jalón en sus cabellos y ser sacada de la casa a empellones por "la amable Y SONRRIENTE esposa del pastor" y su grupo de seguidores, que le gritaban:
—¡Fuera satanás!, ........¡fuera!
En el dormitorio, Esther, al ver a su hijo casi sin vida, desesperada le dice a su esposo:
¿Y si..... Y SI DIOS no nos está escuchando?
......¡entonces ningún niño moriría porque los padres rogamos por ellos con fe!
¿Qué pasa si no existe en reaLIDAD?…..
—¡No blasfeme hermana Esther!, —gritó el pastor muy enfadado,
—Usted viene de una familia cristiana, no se deje llevar por la tentación.
—¿Tentación?, .....¡tentación fue la que tuvo usted hace nueve años cuando me violó, y tuve que tener relaciones con Juan y decirle que él era del padre de mi criatura!
¡¡¿Tentación? ....¡¿TENTACIÓN?Han sido las ganas de gritarle, desde hace años, ¡que es un vago!, ¡ladrón¡, ,,,,,¡farsante, mentiroso e hipócrita,
Los asistentes estaban anonadados,
......... lo que vociferaba la mujer era creíble, pues ......“el elocuente pastor” quedó sin palabras; más aún, cuando la hermana Ruth, le viró la cara de una cachetada y le dijo:
—Siempre he solapado tus robos, las acusaciones de violación a varías jóvenes, los abortos que obligué que se hagan varias chicas, solo por mantener nuestro “ejemplar matrimonio”.
......¡PERO ESTO!¡..........esto, esto se acabó!
Juan estaba sentado en la cama, con sus dos manos en el rostro.
.....¡ horrorizado!. sentía la piel como si le hubiesen echado un balde de agua helada,
no sabía que hacer, ni cómo reaccionar; ....................escuchaba todo a lo lejos, veía a las personas pequeñas;
en un efímero momento se enteró que el amor de su vida, su orgullo, su niño. .......él, no HABÍA SIDO su padre.
Esther cogió a Caleb entre sus brazos, y así desmayado lo sacó de la casa.
la hermana Ruth le dijo:
—Te llevo al hospital;
no, no, mejor vamos a una clínica, yo pago todos los gastos que tenga Caleb.
Al llegar. lo llevaron en camilla a examinarlo.
El doctor Rosero salió a hablar con los parientes; se lo notaba triste, sus ojos estaban fijos, estaba nervioso, articulaba muecas sin querer; ....pero transmitía seguridad como profesional.
—¿La madre de Caleb?, PREGUNTÓ.
—Soy yo doctor!!. ,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,angustiada respondió Esther.
—Lo siento, ,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,LO SIENTO DE VERDAD! ........lo hubieran traído un tiempo antes; ,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,mi equipo y yo no pudimos hacer nada.
........Un caso de la vida real. Los nombres de los personajes han sido cambiados para proteger su integridad.. Agradecemos a Betty, por contarnos su vivencia,. Es otro relato al estilo de Pablo Dávalos.
Prohibida su difusión y reproducción sin autorización de su autor:
Pablo Dávalos.
SENADI, Derechos de Autor: Ec- 7840 89
Contacto: Pablo Dávalos – Cell: 593 999 534 908
Guayaquil – Ecuador 2022
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