JUSTICIA DIVINA, Un relato al estilo de Pablo Dávalos.

¡Aquí estoy!

Hoy descubrí esta foto entre viejos recuerdos.

Tenía 16 años y estábamos en la iglesia: mi papá, mamá y mis tres hermanitas menores.

Ese día, mis amigos Aníbal, Mauricio y yo hallamos una bolsa con 10 bolas de oro. Queríamos repartirlas de manera justa. Intentamos dar 3 a cada uno en varias ocasiones, siempre sobraba una. Decidimos que el sacerdote del pueblo dirimiera.

En el camino, nos encontramos con mis padres, terminando su día en el mercado. Al contarles, se alegraron mucho, mis hermanitas saltaban de alegría. Pensamos que esto cambiaría nuestra vida precaria.

Justo antes de entrar a la iglesia, mi papá llamó al fotógrafo del parque para capturar ese momento, un recordatorio de cómo vivíamos.

Al explicarle al cura, nos instó:

—Cualquiera sea la decisión, no olviden el diezmo, es el 10%, tal como dice la Biblia. ¿Quieren justicia humana o divina?

Miré a mis amigos y, casi al unísono, respondimos: ¡Justicia Divina!

El cura sacó una bola de oro y le dio una a Aníbal.

—Toma una, Aníbal.

—Mauricio, toma las nueve.

—Pedro, tu no tendrás ninguna.

Quedé atónito y reclamé:

—¿Cómo es posible?

—Ustedes pidieron justicia divina y dios así actúa, —respondió el cura.

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