49 y 21, Igual que la canción de José José




Creí como necio que se sentía feliz a mi lado. Después de 2 años de vivir juntos, el sábado anterior cogió sus cosas y me abandonó.

Todos los que nos conocían, (amigos y familiares), me decían que yo era muy viejo para ella; ahora, viendo desde otra perspectiva, me doy cuenta de que tenían mucha razón.

Cuando Olguita llegó a mi vida tenía 21 años y yo 49; tuvimos un romance apasionado, recuerdo que el primer perfume que me regaló fue One Millon, de Paco Rabannne, porque el mío, Jean Paul Goutierre, le recordaba a su papá quien también lo usaba y era 7 años menor que yo; y la primera dedicatoria musical que me hizo fue “huele a peligro” de Miriam Hernández;  yo me sentía papacito entre todos los seres mortales de este planeta, no creía en nadie y para demostrarle mi romanticismo, le dediqué la canción de José José 40 y 20, porque no hay canción 49 y 21; ella saltó de alegría, me hizo volver a la juventud, estábamos enamorados.

Como es de esperar, le comenté de mi aventura con aquella niña a mi amigo “el Víctor”, quién vive en España hace 3 años; y como hombre de mundo, me aconsejó:

—Uffff guarro, vea, lo que usted tiene que hacer es darle a esa cachorrita como a bombo de colegio nacional, o si no te abandona; así que “majo”, haga lo que hacemos aquí los españoles.

Inocentemente pregunté con una nerviosa sonrisa por la exhortación que me hacía:

—No me digas!, ¿las llevan al Mediterráneo?

—No seas pendejo!!!, todo el mundo aquí toma “viagra”

—¿Viagra?, —sorprendido repetí

—…pero, pero yo no necesito eso!! —le dijé

—No seas prejuicioso, aquí en Europa, “el perro dejó de ser el mejor amigo del hombre; ahora es el viagra”.

Llegó la pandemia y en el encierro, me acorde las palabras de mi buen amigo:

—No seas pendejo!!!, todo el mundo aquí toma “viagra”.

—Aquí en Europa el perro dejó de ser el mejor amigo del hombre; ahora es el “viagra”.

— ahora es el “viagra”.

— ahora es el “viagra”.

— ahora es el “viagra”

Siguiendo su sugerencia, nervioso y avergonzado fui a la farmacia, compré y tomé media pastilla para probar en el primer aislamiento.

Si, ¡¡¡sí señor!!!,

¡Parecía que le había sacado filo al cuchillo y quedó brillante!; saqué pecho: me creció: me parecía “brazo de mendigo pidiendo caridad; hasta olía como a caucho quemado cuando la embestía. Al ver a Olguita bien al amanecer tenía grandes ojeras, pero con una congelada sonrisa, era la mujer más feliz del mundo; ¡¡no dejaba que yo haga nada!!; no quería que me levante, me llevó el desayuno a la cama y limpió el departamento tarareando la canción de Dennisse d Kalafe, “quiéreme más”, …yo me sentía como un semental.

Me halagaba cuando me cantaba al oído la canción de Silvana Ibarra, “me enamoré de ti”; me hacía sentir como cachorrito!; comencé a comprar más Viagra, por cajas; ella nunca lo supo.

Muchos conocidos, amigos, y familiares murieron por Covid-19; pero yo estaba entretenido, de luna de miel, dando como sorbete a granizado, como a pandereta de evangelista, como batiendo chucula; seguí la recomendación de El Victor, le daba como a “bombo de colegio nacional”; el “cóncavo y convexo” de Roberto Carlos, era un juego de niños para nosotros; parecíamos contorsionistas de circo barato, el kamasutra era para discapacitados.

…Pero, ...amigo; la suerte cambia de un día a otro; salí positivo de Covid 19 y me internaron.

Estuve 3 meses en el Hospital del Guasmo, le gané la batalla a la muerte; salí descompensado, débil, delgado, sin poder caminar ni hablar, se me cayó el cabello y 2 dientes incisivos, usaba oxígeno, parecía un anciano de 80 años; al verme en el espejo yo mismo no me reconocía; pero ella, aunque no le permitían verme, estuvo a mi lado, siempre estuvo pendiente.

El día que me dieron de alta, me encontraba rodeado de los médicos y enfermeras que ayudaron en mi recuperación; recuerdo bien que llamaron a mi familiar.

—Familiar del paciente Pablo Dávalos,

—Familiar del paciente Pablo Dávalos, acercarse a recepción, —vocearon por los parlantes.

Yo, contento por haber sobrevivido, logré divisarla y señalé a Olguita entre tanta gente; hoy, analizando fríamente, creo que ella no me había reconocido por que dubitó para acercarse y cuando se aproximó, lo hizo con desconfianza.

—¡Que linda nieta que viene a ver a su abuelito!, —manifestó el doctor Vera, dirigiéndose a Olga.

—No doctor, soy su esposa, —refutó sin inmutarse, al tiempo que todos los presentes susurraban admirados.

Ella me proporcionó los cuidados en mi recuperación para el restablecimiento de mi salud; al transcurrir el tiempo y mejorar progresivamente, como era de esperar me sacó para tomarme la lección, “al estar frente a la pizarra” no funcioné, me hacía falta “mi mejor amigo”, él que me ayudaba, él que ponía el hombro, “el pié de amigo”; pasé de semental a toro barroso y tronco seco.

 Como todos saben soy un apostador, sufro de ludopatía, (afición desmedida al juego, a las apuestas), al no trabajar ya casi 2 años, llegaron los problemas, había que pagar la renta del departamento, luz, agua, transporte, alimentación, medicinas, deudas, en fin, usted sabe.

El sábado anterior se fue con el doctor Vera, habían estado saliendo. Me comentó una vecina.

Sin poder conciliar el sueño llevo 5 días sin dormir; con cada sonido doy sobresaltos, se me hiela la piel, oigo su voz en mi cabeza, veo estrellas en mis ojos, no tengo hambre, tiemblo, parezco mapache con estas ojeras, me siento cansado, sudo frío; se acabó mi mundo, no, no tengo ilusiones, estoy perdiendo la razón, la veo en todas partes.

Decepcionado, para no beber, aposté contra todo pronóstico contra mi equipo de futbol Emelec, y perdió. Gané sin pensarlo $ 5.000.

Nuevamente aposté todo a favor de Chito Vera y gané $ 20.000; mi nombre encabeza la lista de ganadores en la web de la casa de apuestas Stake, quien es el socio oficial de apuestas de UFC y patrocinador principal del Wath—ford FC. Debió haberse enterado; ¡hoy me llamó, me dijo que quiere regresar!

¿Será por el dinero?



Prohibida su difusión y reproducción sin autorización de su autor: Pablo Dávalos.

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Contacto: Pablo Dávalos – Cell:   593 999 534 908

Guayaquil – Ecuador 2021

 

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