El Accidente . ( un relato de discapacidad)




Joaquín iba a recostarse en su cama para ver la televisión, mientras Roxana en el baño se lava los dientes, serían las 2h30; el hombre se dispone a subir la temperatura del acondicionado y el sonar del celular de su esposa lo hizo sobresaltar.

—¿Quién mierda te llama a estas horas?, pregunta enojado el hombre, al tiempo que le extiende el teléfono a su esposa, ella sale con el cepillo de dientes en la boca y mira quién es:

—Ehhh, mira es Ricky, cállate!! —lo recrimina al tiempo que se seca rápidamente la cara con la toalla que se saca del cabello enredado y contesta.

—Mijo lindo hola, hemos estado preocupados por ti.

Ricky está en una sala de hospital en Boston,

—Mamá, no te había podido llamar porque estaba arreglando algunos asuntos del accidente, pero pedí a un amigo que les informe, a mí no me permitían hacer llamadas.

—¿Pero, que pasó hijo?, —pregunta angustiada la madre, al tiempo que el padre le pide el teléfono, ella en un gesto de enojo le dice que espere.

—Salíamos de la universidad, iba en el carro con Andrés, un compañero y Carla, mi novia. —relata el joven, — cruzamos un semáforo que estaba en luz verde; un auto en el que su conductor estaba chateando se pasó su luz roja y nos embistió; mi carro dio unas cuatro vueltas y Carla salió despedida por los aires y como te habrás enterado, murió instantáneamente mamá.

La mujer había puesto en altavoz y Joaquín, serio y sorprendido analizaba cada palabra que pronunciaba su primogénito; al tiempo que Roxana angustiada preguntaba:

—¿Y qué te paso a ti?

—Yo llevaba puesto el cinturón, me he golpeado la cabeza, los hierros apretaron mis rodillas y estuve inconsciente, pero ahora estoy recuperándome.

—¿Y qué le ocurrió a tu amigo?

—Oh, él quedó atrapado entre los fierros, —el chico rompe en llanto, —tuvieron que amputarle las dos piernas, ...esto ha sido muy duro para mí; no sé cómo explicarlo, ¡es lo peor que me ha ocurrido en toda mi vida!

El padre que está escuchando le quita el celular, solo para tenerlo más cerca, consternado expresa unas palabras de aliento a su vástago:

—Ricky, mijo, pero lo fundamental es que has tenido suerte y estás vivo, eso es lo importante, y me alegro, —hace una pausa mientras mira a su esposa y prosigue: —…y tu madre también.

La mujer, une las dos manos y hace un gesto de agradecimiento en oración mirando al techo

—Papa, ustedes no entienden, murió Carla, mi enamorada y yo quedé sin….

El padre interrumpe:    

—¡Si, lo se hijo, es duro!!!!, ……pero la vida continua.   

Con un gesto de indiferencia se dirige a esposa:

—dile a María que me traiga un café

La mujer sale refunfuñando del dormitorio.

—Al recibir la llamada de un compañero tuyo sobre el accidente, tu mamá y yo pensamos ir inmediatamente a verte; pero, él dijo que estabas bien; si tú quieres vamos a pasar unos días juntos.

—No, no, no, papá, yo voy a Guayaquil en unos pocos días; necesito distraerme olvidar un poco esto; si, necesito estar con ustedes, necesito su apoyo; me hacen mucha falta.

La madre que está por el umbral de la puerta, se acerca para quitarle el celular de la mano y casi rogando le dice:

—Si hijo ven, yo misma arreglaré tu cuarto.

—Si madre, …muy pronto

María, empleada de muchos años de servicio, entra con el café, al escuchar a Ricky, se pone contenta;

—señora, dígale a Ricardito que le mando saludos.

—si la escucho María, muchas gracias.

Joaquín mira con mala cara a la empleada y ella sale inmediatamente de la habitación; el hombre, sorbiendo un poco el café, pone atención en el manifiesto de su hijo...

 —…este (titubeando), mamá, papá, quiero pedirles un favor

Si claro Ricky, dime, te escuchamos, ¿necesitas dinero?

—No, no mamá, lo que pasó que en este accidente fue trágico; ¿quería saber si es posible que Andrés, mi amigo de quién les he comentado que le amputaron las piernas, podría vivir con nosotros?

El padre sorprendido derrama el café sobre sí; al tiempo que la esposa le acerca la toalla que había utilizado al salir del baño.

—No, ¡¡imposible!!; …pero, ¿Cómo es posible que nos pidas eso?, frunciendo el ceño manifestaba, al tiempo de acercarse a coger un habano del bolsillo del su terno

—¿Tu amigo no tiene familia?

—No, papa, él es de Centro América, de las montañas, una persona en su situación no se podría movilizar.

Los padres se miran  molestos y se hacen señas extrañados a la solicitud de Ricky; Joaquín busca el encendedor y hace gestos a la mujer que necesita fósforos; ella también ayuda a buscarlos,

—Pero… no me pases la factura a mí; yo no tuve culpa del accidente, tú has dicho que él manejaba, lo que le ha sucedido es culpa de su negligencia; —argumentaba el padre, al tiempo de inundar el cuarto con el olor fétido del habano; — imagínate lo que dirán de mí, …de tu madre, de ti, al vernos con un amputado y empujando una silla de ruedas. Todos los moradores de la urbanización se reirían de nosotros.

La esposa asentaba con agrado la negativa de su esposo.

—Además, no traigas más complicaciones a tu mamá; nosotros ya hemos trabajado toda nuestra vida, estamos mayores, necesitamos descansar; una persona así, en esa condición de paralitico necesita mucha ayuda, hay que hacerle las cosas, habrá hasta que bañarlo y sabes bien que este tipo de personas no son muy aseados; salen a mendigar, no trabajan, no son productivos.

—….pero papá, Andrés es diferente, tiene deseos de superarse

La madre hace señas que continúe dandole negativas.

—Ricky, ni por idea se te ocurra traerlo!!, —manifiesta enérgico y enfático el padre; —en esta casa no tendremos a un amputado; ¡yo no voy a romper las escaleras para poner rampas, ni hacer más grandes las puertas, por nadie!, ¿me entiendes?

Ricky se encontraba solo en una fría habitación arropado con un edredón color azul hasta la cintura; miraba fijamente un pequeño crucifijo colgado en la pared; mientras escuchaba a su padre, se deslizaban algunas lágrimas de su joven rosto; al tiempo que se mordía los labios por no gritar,

 —Ahhh, por último, tú sabes muy bien que en esta ciudad no hay facilidades para discapacitados, hay muchas aceras altas sin rampas; los vendedores sacan sus productos a las veredas, estas son estrechas y tienen huecos en todas partes; transportarse aquí en Guayaquil es una aventura para una persona “normal”, ¡piensa ahora como es para un amputado!, subir a un bus es una quimera, tienen dañadas las rampas o si lo ven en silla de ruedas, no les paran y en taxi ¡es muy costoso!!, la metrovia tiene un recorrido limitado y siempre van llenas, sería imposible subirlo y trasladarlo en silla de ruedas.

—Tienes razón en algunas cosas;  …es verdad que la ciudad no está adaptada para estas personas, no me había acordado; está bien papá, no te preocupes, él no irá.

No pudiendo contener las lágrimas se despide, —sabes que papá y mamá, los quiero mucho, los dejó, adiós.

Ricky se saca el edredón y es el quién está amputado, se empuja con esfuerzo a coger algo de la gaveta de la mesita de noche; afuera, en el largo y silencioso pasillo del hospital, se escucha un disparo.

 

El padre y la madre se abrazan y se acuestan a descansar, felices y aliviados apagan la luz.


 Prohibida su difusión y reproducción sin autorización de su autor: Pablo Dávalos.

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Guayaquil – Ecuador 2021




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