“El Jorobado de Notre Dame”

...Un relato de amor en discapacidad.

Veía la película de Disney “El Jorobado de Notre Dame”, después que se quemó la iglesia en París; por primera vez me percataba que hasta en los cuentos y películas de niños enseñan a segregar y apartar a los “diferentes”, a perpetuarlos entre las sombras, a mantenerlos ocultos, a condenarlos llevar una vida diferente.

Miré al hijo de mi amiga que nació con Síndrome Down, no podía imaginar el camino que él tendría que transitar. A los tres meses el médico lo sentenció:  no podrá hacer nada, no aprenderá, no estudiará, no trabajará, no será independiente, no forjará su futuro.

Cierto día me comentó: 

"Él no es ningún "angelito", como muchos me han dicho; ¡es mi hijo!; tampoco tiene una misión divina en este mundo, si fuese así "los cristianos lo mantuviesen económicamente y Francisco nos llevaría al Vaticano a disfrutar de las riquezas que posee la iglesia". Lo he educado, enseñado destrezas, tuvo la capacidad de aprender; ahora es independiente con sus limitaciones, con sacrificio y amor, lo logramos".  ...Pero, no es normal"-

"Sé que la fe no es académica, no mueve montañas, la oración no hace crecer los miembros de las personas con discapacidad, eso es irreal; para mí funciona lo práctico: la capacidad de formarlo y convertirlo en un ser exitoso y productivo.  Si me preguntas si pudiese elegir y tener otro hijo igual, la respuesta es un rotundo "NO". A ninguna madre o padre le gustaría tener un hijo con discapacidad; pero si estás asombrado, "tenlo tu"

¿Crees que las madres de los niños "Down", están felices de ver a otros niños correr, jugar, ser felices; mientras ellas, tuvieron que abandonar sus vidas, para dedicarse 24/7 a proteger a ese niño que lo cuidan, enseñan, y tratan con amor?

Cuando veas a una madre con un niño así, piensa en esa pobre mujer; eso es ejemplo de desprendimiento y verdadero amor.

A mi amiga Lupita.

 

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